No votes a L’Oreal (ni al ayuntamiento)
Cuando compras, votas
¿En esta «economía de mercado» alguien todavía piensa que el funcionamiento de la sociedad se determina en las elecciones? ¿Cuando es exactamente que votamos el modelo de mujer que debe influir a las nuevas generaciones? Cada establecimiento comercial de nuestras calles tiene urnas para apoyar una opción u otra en este y tantos otros asuntos de nuestra cultura.
En estos días incluso se ha hecho público que las empresas que explotan la imagen femenina son las que votan (y botan) su opinión, como en el caso de Munroe Bergdorf.
El acoso publicitario existe, y es legal
Las administraciones públicas, incluyendo la enseñanza nacional o la televisión «pública», no se ponen del lado de la población cuando necesita defenderse de un mundo comercial agresivo y de adoctrinamiento para el consumismo y el egocentrismo.
En lugar de esto, vemos el ejemplo del ayuntamiento de Figueres cómo, a través de la contratación de servicios, subvenciona la instalación y mantenimiento de carteles luminosos destinados a distraer la atención de conductores y conductoras de las calles del municipio.
Así pues ¿Cómo votar en contra del acoso publicitario y la ideología que transmiten? Pues a veces no es suficiente con rechazar marcas como L’Oreal o Calzedonia, sino que hay que generalizar el recelo hacia empresas que, para dar valor a sus productos y servicios, recurren a la publicidad masiva, y más todavía si se apoyan en estereotipos sobre las personas.